Periodista Maritza Rodríguez |
#MaestrosParaLaPosteridad: Maritza Rodríguez
Sin miedo a equivocarse,
metódica, recta, insistente en la forma de enviar el mensaje, la periodista siempre
deja su característica huella de cuál ha de ser la correcta manera de usar los
medios comunicacionales en el pensamiento de quienes la rodean, y cuál es el
contenido apropiado que se debe ofrecer a la colectividad en las producciones
audiovisuales
Por Leonardo Bruzual Vásquez
“Es jevi, es jevi”, decía siempre, así como lo lee (de manera repetida), en sus ponencias o pintorescos discursos en el aula
de clases. "Decía", no porque no exista Maritza físicamente, sino haciendo
remembranza de lo que ocurría en la universidad.
–Profe, pero cómo se escribe –le pregunté
una vez en conversación por mensaje privado en la red social facebook. –H E A V
Y –me respondió. –¡Ah, okey! –pensé. Es como decir: “no
es fácil”. “Qué rudo”.
Sin lugar a dudas, es un personaje. No sólo
por la forma en cómo imparte el conocimiento, sino por la su inigualable manera
de ser. Simplemente Maritza Rodríguez, es una abnegada, virtuosa, vehemente,
comunicadora social.
Nació en la capital venezolana, Santiago de
León de Caracas, un día antes del de la Chinita “maracucha”, el 17 de noviembre
(y el año, nunca lo mencionó. En su facebook sólo aparece “17 de noviembre”. Empezó a recibir los conocimientos del mundo
en la secundaria “Colegio San José de Tarbes”, graduada ahí en 1976. Ni pensaba
ella conocer quien hoy redacta esta corta semblanza.
Seguramente, sus alocadas pero sabias
neuronas le recomendaron estudiar Comunicación Social. Y eso fue lo que hizo.
Se graduó en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Después, comenzó una
carrera llena de éxitos. Estuvo en RCTV, realizó trabajos especiales para
Napoléon Bravo en su programa “24 horas”, transmitido por Venevisión; y también
para este medio audiovisual produjo importantes reportes; eso sin contar la
infinidad de grandes reportajes que ha hecho, y su participación como corresponsal
en una telenovela venezolana.
La Teórica entendible
Esta amante y fan del periodista internacional José Levi (de CNN en
español), está casada con Dimas Ibarra, un fotoreportero con quien tuvo dos hijos,
Dimas y Rafael. Comenzó a ser docente en la Universidad Santa María (USM) de
Puerto la Cruz, estado Anzoátegui en octubre del año 2002, impartiendo el
conocimiento en las cátedras, Teoría de la Comunicación (4to Semestre), Producción
de Revistas Audiovisuales y Producción de Noticieros de Televisión (en los
últimos semestres de la carreta). Hoy continúa siendo profesora de la
mencionada institución; y, en abril de 2003, pasó a formar parte de la empresa
Sacramento Comunicaciones Integrales, C.A, como periodista, productora y
Asesora en Comunicación Corporativa; hasta la actualidad.
Sin mucha elegancia, con un estilo hippie
modernizado, siempre llegaba el salón de clases a hablarnos de la Teoría de
Comunicación de manera tan insistente, que seguramente a más de uno -cuidado si
no a todos- no se le pudo olvidar la mencionada “tuba”, teoría que plantea la “comunicación de masas” y el “feedback” (o
comunicación de retorno). “¡Me están entendiendo. Me están entendiendo!”, exclamaban sus labios constantemente
y de manera repetida, mientras colocaba en su lugar sus anteojos que se habían
bajado por el delgado filo de su nariz.
Y cómo no entender a un personaje que
siempre fue clara al explicar los contenidos. Léase bien: “Teoría de la
Comunicación”. Qué cosa tan compleja. Pero qué fácil de entender después de los
incansables análisis que Maritza le haría a las publicaciones y pensamientos de
los grandes filósofos que llevaba consigo: McLuhan, o más recientemente, Antonio Pascuali, por
nombrar algunos. El resumen de cientos de libros y publicaciones los plasmaba en diapositivas que las presentaba en su pequeña laptop, en aquél video beam que siempre fue difícil de encontrar en la universidad.
“¡Quítate el ipod!”
“¡Quítate el ipod!”, “¡Salte de internet!” eran expresiones a manera de
clamor que destilaban sus labios siempre cuando reflexionaba en clases sobre
algún episodio bochornoso que veía en la profesión, o que algún estudiante
egresado, suyo, hiciera en televisión o radio.
Un llamado de atención que te hacía saber
que debías estar atento a todo. Ser responsable. Ser puntual. Preguntar,
preguntar, preguntar: insistía. Dejar de ser profesionales mediocres y con
criterios bien fundamentados, hacer buenas producciones enfocadas en lo
educativo son y serán eternamente sus principales razones de existir como
docente.
Odia (aunque no lo grita, ni lo demuestra
visceralmente, pero sí lo refunfuña) la “telebasura”. Un término que imprimía en
sus clases para referirse a las producciones obscenas, vacías, que no dejan
nada en el radioescucha o televidente. “Los programas educativos sí se venden,
sí cuestan plata, y dejan muchísimo más que uno de chismes, chistes, reggaeton”.
Paráfrasis de algunos de sus discursos en el aula de clases del cuarto piso en la USM.
Deja huellas en el recuerdo
¿Por qué impacta Maritza Rodríguez? Por la sencilla razón de que lo que
transmite es puro amor y vocación en lo que hace y lo que considera lo correcto
en un mundo lleno de “telebasura”. Porque es ser humano, no persona.
Porque es Maestra, no Licenciada. Porque educa, no da clases.
Madre ejemplar. Carismática, aunque lo sabe
ocultar muy bien. De sonrisa agradable al oído y contagiosa, cuando se le logra
escuchar. Con su delgada apariencia deja una delgada enseñanza, pero
significativa: ser profesionales comprometidos con la sociedad. No con el ego
que domina a muchas personas y se olvidan de su humildad. Para ella el
protagonista de las producciones audiovisuales, es el público, no el moderador.
Así es la heavy teórica, imposible de olvidar.
OTRA ÓPTICA: este es un homenaje para la Maestra Maritza Rodríguez, periodista con vocación. Trabajo realizado para el componente docente que realizo en este momento. 10/10 puntos obtuvo este homenaje.